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Research article

Rol de la educación superior técnico profesional en los ecosistemas de innovación: perspectiva desde la nueva ley de educación chilena

Technical higher education in innovation ecosystems: perspective from the new Chilean education law

Guevara Pezoa, Felipe ⓘ
Dirección de innovación y emprendimiento, Universidad Tecnológica de Chile INACAP, Santiago, Chile

Resumen

En mayo del año 2018 el estado de Chile promulga la ley N 21.091 sobre educación superior. Ésta establece que las instituciones de educación superior no universitarias, es decir, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica deben incorporar a su quehacer actividades de innovación y vinculación con el medio, con un alto grado de pertinencia al territorio donde se emplazan. Este escenario implica que éstas instituciones deben dejar su rol meramente docente (dado en la mayoría de los casos) e integrarse paulatinamente en los ecosistemas de innovación regionales. El presente trabajo busca poner en perspectiva la nueva ley de educación chilena y el estado de actividades que se deberían realizar desde la educación superior no universitaria para contribuir a los procesos de innovación y vinculación con el entorno.

Abstract

In May 2018 the state of Chile promulgates the law N 21.091 about higher education. This establishes that non-university higher education institutions, this is, Professional Institutes and Technical Training Centers, must incorporate innovative activities with a high degree of relevance to the territory where they are located. This scenario implies that these institutions must leave their merely teaching role (given in most cases) and gradually integrate into regional innovation ecosystems. The present work seeks to put in perspective the new Chilean higher education law and the state of activities that should be carried out from non-university higher education institutions to contribute to the processes of innovation and linkage with the environment.

Palabras Clave:

educación superior, innovación, ecosistema de innovación

Keyword:

higher education, innovation, innovation ecosystem

Introducción

Las instituciones de educación superior juegan un papel fundamental en el desarrollo de las economías basadas en el conocimiento (OECD & Eurostat, 2006) debido a su rol de formación y transmisión de competencias técnicas y habilidades a los futuros profesionales que se incorporan a ellas. Entendemos por educación superior aquella que tiene por objeto la preparación y formación del estudiante en un nivel avanzado en las ciencias, las artes, las humanidades y las tecnologías, y en el campo profesional y técnico (Ministerio de Educación, 2009).  En este sentido, el estado chileno reconoce oficialmente como instituciones de educación superior a Universidades, Institutos profesionales, centros de formación Técnica, y las academias relacionadas a la formación de fuerzas armadas, de orden y seguridad y policías (Ministerio de Educación, 2009).

Los cambios en los modos de interacción, tanto en las áreas temáticas como en la facilidad de interactuar con nuevos actores, han puesto presión para jugar un rol más predominante en la sociedad con una mayor cercanía y contribución hacia los sectores económicos, emergiendo así lo que se conoce como tercera misión universitaria (Loi & Di Guardo, 2015). Esta tercera misión insta a las instituciones a poner sus conocimientos a disposición de los sectores productivos, junto con el resto de capacidades con las que cuente, para dar solucione a los problemas que presente la industria (Molas, Salter, Patel, Scott, & Duran, 2002). Basado en lo anterior es que algunos autores proponen hablar además de economías basadas en el conocimiento, economías modeladas por el aprendizaje y motorizadas por la innovación (Arocena & Sutz, 2001).

Este enfoque, en el cual las enseñanzas e investigaciones de las instituciones universitarias se centran en la búsqueda de soluciones a los problemas del entorno, en conjunto con entregar un sello distintivo para la empleabilidad de sus estudiantes, ha dado lugar al surgimiento del modelo de universidad emprendedora (Clark, 1998; Laukkanen, 2003).  Sin embargo, no se debe descuidar el rol que juegan en la competitividad de los sectores productivos las instituciones de educación superior no universitaria. En mayo del año 2018, el estado de Chile promulga la ley N°21.091 del Ministerio de Educación (MINEDUC) sobre educación superior (Ministerio de Educación, 2018). Esta nueva ley establece que las instituciones de educación superior deberán tener en el centro a los estudiantes y sus aprendizajes, así como la generación del conocimiento e innovación. La ley establece, además, que las instituciones no universitarias, es decir, tanto los Institutos Profesionales (IP) como los Centros de Formación Técnica (CFT), deben cumplir su misión más allá de la docencia (rol fundamental que poseían hasta la fecha), incorporando actividades de innovación y vinculación con el medio, con un alto grado de pertinencia al territorio donde se emplazan. Dado este escenario, la tercera misión universitaria se releva a todo el sistema de educación superior.

Cabe entonces comenzar a estudiar el cómo iniciar el tránsito desde lo meramente docente que ha sido el foco principal de las instituciones de educación superior no universitaria en Chile, hacia el impacto en la sociedad mediante la inserción en los ecosistemas de innovación, y los cambios de paradigma en la administración de los conocimientos que estas instituciones poseen para hacerlos disponibles a la sociedad. El presente trabajo busca poner en perspectiva la nueva ley de educación chilena y el estado de actividades que se deberían realizar desde la educación superior no universitaria para contribuir a los procesos de innovación.

Desarrollo

Según los recuentos oficiales, en Chile existen alrededor de 1.260.000 alumnos que integran la educación superior (mifuturo.cl) divididos en 61 Universidades (750.000 alumnos), 47 Centros de formación Técnica (136.773 alumnos) y 43 Institutos Profesionales (373.669 alumnos). De estos datos se desprende que sobre el 40% de los alumnos del sistema de educación superior en Chile se encuentran cursando su formación en niveles no universitarios (Tabla 1). Esto ha transformado a Chile en líder a nivel latinoamericano en las matriculas en Centros de Formación Técnico-Profesional, siendo solo superados por Cuba (Brunner & Miranda, 2016).  En este sentido, según datos recogidos por Vertebral (Vertebral, 2016), la matrícula de primer año en IP y CFT ha presentado una tasa de crecimiento promedio de 6% anual, comparado con un 2% de aumento promedio anual de las universidades.

 

Tabla 1. Distribución de alumnos integrantes del sistema de educación superior en Chile

Institución

Alumnos

Porcentaje del total

Universidad

677.981

57,1%

Instituto profesional

373.669

31,4%

Centro de formación Técnica

136.773

11,5%

TOTAL

1.188.423

100,0%

Elaboración propia con datos de mifuturo.cl

 

Sin duda la gran cantidad de alumnos que integran el sistema de educación no universitario hace posible que los impactos de las actividades de innovación desarrolladas desde estas instituciones sean de gran alcance en la competitividad del país. En este sentido, antes de generar propuestas acerca de esta temática, debemos estudiar que entendemos por innovación y ecosistema de innovación.

Concepto de Innovación

La organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE) publica en el año 1992 la "Guía para la realización de mediciones y estudios de actividades científicas y tecnológicas" como una propuesta para el sector de manufactura sobre como recolectar e interpretar datos relativos a innovación tecnológica. En su segunda edición de 1997 se amplían las recomendaciones hacia el sector de servicios. Debido a su impacto, los distintos gobiernos pertenecientes a las OCDE (entre ellos Chile) comienzan a adoptar estas directrices, y en 2005 se publica la tercera edición recopilando los aprendizajes de los últimos 8 años como "Manual de Oslo: Guía para la recogida e interpretación de datos sobre innovación". El año 2018 la OCDE publicó una cuarta edición (OECD & Eurostat, 2018) que profundiza en distintos aspectos de construcción de indicadores y su aplicación para medir innovación.

Además de definir los parámetros de medición, el manual de Oslo define conceptos sobre innovación y las actividades que se pueden considerar innovadoras. Existen en la literatura múltiples definiciones de innovación (Gee, 1981; Pavon & Goodman, 1981), sin embargo, todas ellas concuerdan en definir que la innovación existe cuando se introduce con éxito al mercado. Este concepto se basa en los estudios económicos de Joseph A. Shumpeter (Shumpeter, 1934) quien estableció que la innovación se puede observar desde sus distintos orígenes o naturalezas. De esta manera se definen cuatro tipos de innovaciones: Proceso, producto, marketing y organización. Así se ha adoptado la definición de innovación como la ideación e implementación de cambios significativos en productos, procesos, marketing o en la organización de una empresa con el objetivo de aumentar su competitividad (OECD & Eurostat, 2006).

Concepto de Ecosistema de Innovación

Para que se desarrolle el proceso de innovación al interior de una organización, ésta debe ser capaz de responder al entorno cambiante en el que se desenvuelve, detectando las necesidades insatisfechas por parte del mercado, o modificando sus procesos de producción para aumentar la competitividad. Es decir, debe contar con herramientas o como lo describió David Teece, con capacidades dinámicas que le permitan enfrentar los cambios exigidos por el entorno (Teece, Pisano, & Shuen, 1997). Los cambios generados en el entorno por un proceso de innovación se realizan a través de actividades científicas, tecnológicas, organizativas, financieras o comerciales que finalmente desembocarán en una innovación (OECD & Eurostat, 2006). Éstas no necesariamente son realizadas al interior de la organización que desarrolla el proceso de innovación, sino que pueden ser efectuadas en colaboración con un tercero o adquiridas a través de un servicio. Es así que distintas organizaciones se van especializando en algunas actividades, generando entornos de especialización en áreas comerciales y de organización (Entorno productivo), otras especializadas en el financiamiento (Entorno financiero) y otras encargadas de actividades científicas (Entorno científico) y tecnológicas (Entorno Tecnológico). De esta forma, el conjunto de actores y la manera en que éstos se interrelacionan posibilitan que el proceso de innovación se lleve a cabo, y en consecuencia dan lugar a un ecosistema de innovación (Fernández-de-Lucio & Castro-Martínez, 1995).

Es por esto que la innovación es considerada un proceso en red, donde intervienen distintos actores quienes mediante su interacción generan las condiciones posibles para que el proceso de innovación se lleve a cabo (Figura 1).

 

Figura 1.- Modelo de Sistema de Innovación y la interacción entre sus entornos. Adaptado de Fernández-de-Lucio & Castro-Martínez, 1995.

 

Tradicionalmente se ha posicionado a la educación superior como partícipe activo del entorno científico. Sin embargo, las actividades de generación de conocimiento se encuentran más ligadas a Universidades que a institutos profesionales y centros de formación técnica. Debido al quehacer tradicional de éstos últimos, es que sus actividades deberían estar más cercanas al entorno productivo desde la técnica. De esta manera, su posición dentro de un ecosistema de innovación debiese ser dentro del entorno tecnológico.  

Aspectos de la nueva ley de Educación chilena que deben ser abordados por Educación superior no universitaria

Vinculación con el medio

Para que una innovación tenga efectos en la economía, ésta debe ser difundida y luego adoptada por otros actores. La OCDE incluso establece que, si existe un fácil acceso a la información por parte de los integrantes de un sistema de innovación, existe mayor probabilidad de generar nuevas innovaciones (OECD & Eurostat, 2006). 

Dentro de los participantes del ecosistema de innovación, las entidades del entorno tecnológico tienen como función principal el transformar los conocimientos existentes y disponibles en nuevas tecnologías y servicios que ponen a disposición del sector productivo para que éste desarrolle nuevos productos o servicios innovadores (Fernández de Lucio & Castro-Martínez, 2001). Es decir, es el entorno tecnológico quien tiene un papel preponderante en la difusión de innovaciones tecnológicas.

Debido a la cercanía con el sector productivo, puede impactar fuertemente en los entornos regionales y más aún sobre las PYMES, que muchas veces carecen de los recursos para levantar sus propias capacidades de I+D, o no cuentan con las capacidades dinámicas que facilitarían la identificación de las tecnologías demandadas den el futuro (Teece et al., 1997).  Esto se ve reflejado en los datos revelados en la décima encuesta de innovación nacional (División de Innovación. Ministerio de Economía, 2018), dónde se observa que son las pequeñas y medianas empresas las que menor tasa de innovación presentan (Figura 2). Es por esto que los esfuerzos de la educación superior no universitaria en materias de innovación debiesen enfocarse en la interacción con las empresas de menor tamaño, dada la cercanía tradicional que tanto IPs como CFTs tienen con éstas.

 

 

Figura 2.- Gráfico representa la tasa de innovación de las empresas chilenas según tamaño.

 

Transferencia de tecnología y conocimiento

Las empresas que realizan innovación en nuestro país utilizan en mayor proporción los conocimientos propios para integrarlos a procesos de innovación, y en una menor proporción aquellos que provienen de las entidades que deberían conformar los entornos de conocimientos y tecnología (Figura 3).  Esto es acorde con lo propuesto por Kline & Rosenberg (1986) en su modelo interactivo de innovación o modelo encadenado. En este modelo, los resultados en materia de innovación no son una consecuencia directa de los resultados científicos del país, y cobran relevancia otras fuentes de conocimiento y de relacionamiento más allá de la academia. Acá la mayoría de las innovaciones se produce mediante la aplicación de conocimiento ya disponible.

 

Figura 3.- Gráfico representa las fuentes de conocimiento utilizadas por las empresas que desarrollan innovación en el país

 

La misión tradicional de los CFT e IP se ha enfocado en la formación, dejando de lado la generación de conocimiento. Esto se ve reflejado en el número de publicaciones indexadas con afiliación a alguna de éstas instituciones. Según los datos recogidos de la base de datos SCOPUS (Figura 4) se han publicado 53 artículos con afiliación a algún CFT (14 publicaciones) o IP (39 publicaciones) desde 1987 a la fecha, y tan solo una (1) solicitud de propiedad intelectual (Tabla 2).

 

Tabla 2.- Listado de solicitudes de propiedad intelectual por parte de CFT o IP en Chile. Datos extraídos de base de datos de Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (INAPI). 
Datos consultados en https://ion.inapi.cl/Patente/ConsultaAvanzadaPatentes.aspx

Solicitud Clasificaciones IPC (5): Titulo Solicitante
201800878 A61G1/00 A61G1/013  CAMILLA ESTACIONARIA PLEGABLEFinal del formulario FUNDACION INSTITUTO PROFESIONAL DUOC UC

 

Es entonces que cobran relevancia las unidades encargadas de la difusión y transferencia del conocimiento (que no necesariamente es generado por la misma entidad) para realizar el traspaso de la información tecnológica disponible hacia los sectores productivos.  Es así que los esfuerzos en materias de innovación no deben enfocarse únicamente en la generación de nuevos conocimientos, sino que también incrementar la capacidad de su ecosistema para dar un uso más apropiados al conocimiento generado en otras latitudes (Cohen & Levinthal, 1989), es decir, fomentar la absorción tecnológica.   Este proceso de adopción de tecnologías se ve potenciado mediante actividades de formación de personal, estructura, organización y utilización de nuevas tecnologías, actividades dónde las entidades de educación superior no universitarias pueden jugar un papel diferenciador.

 

Figura 4.- Publicaciones indexadas en base de datos SCOPUS. Gráfico señala el número de publicaciones indexadas en base de datos SCOPUS con uno o más autores con afiliación declarada en algún Centro de Formación Técnica (CFT) o Instituto Profesional (IP) de Chile.

Organización

El proceso de innovación es un proceso en red y que se basa mayoritariamente en la creación colectiva. Una de las mayores fuentes a aprendizaje es la interacción con otros actores, y a través de la práctica mejora a su vez la capacidad de absorción tecnológica.   Para que ésta práctica se lleve a cabo, debe existir un modelo de organización que permita una interacción fluida y ágil entre los actores.

 

Figura 5.- Gráfico representa el total de empresas chilenas que realizaron actividades de innovación y que declaran alianzas con agentes externos a su organización.

 

De las empresas que declaran realizar actividades de innovación, las grandes empresas son las que establecen en mayor proporción relaciones de cooperación con otros actores (Figura 5). Sin embargo, el porcentaje de grandes empresas (25%) sigue siendo bajo, y el de las pequeñas empresas no supera el 17%.  Esto plantea un desafío para todos los actores del ecosistema nacional de innovación para buscar las formas de aumentar el número de empresas que realizan actividades de innovación y mejorar la cooperación y colaboración entre las entidades de educación superior y de servicios tecnológicos con los sectores productivos. Las entidades de educación superior, sobre todo aquellas no universitarias por su cercanía con la técnica y especialización para la industria, presentan acá otra oportunidad para actuar como dinamizadores de los ecosistemas locales fomentando la cooperación entre los actores en pro de la innovación.

En nuestro país, las relaciones de colaboración de las empresas que realizan innovación son diversas; sin embargo, es un hecho destacable que la menor proporción de fuentes de información para innovar corresponde justamente a aquellas entidades que deberían conformar el entorno tecnológico y de servicios avanzados (Figura 6). En este sentido, los Centros de Formación Técnica e Institutos profesionales tienen una gran oportunidad para insertarse en los ecosistemas regionales solventando esta brecha de colaboración y generación de redes, sobre todo apuntando a las PYMES.

 

Figura 6.- Gráfico representa los actores con los que las empresas realizan actividades de cooperación.

 

Formación de personal especializado

La absorción tecnológica, a su vez, puede ser mejorada a través de una mayor especialización técnica del capital humano que integra la empresa. Es interesante reflexionar que, si bien las empresas toman nuevas ideas, las transforman en nuevos productos o servicios y los ponen en el mercado, son necesarias personas preparadas, con las habilidades y conocimientos correctos para ayudar a que esto suceda. Según la percepción de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), Chile tiene un déficit de aproximadamente 600 mil técnicos profesionales, lo que muestra el rol clave que ha de cumplir este sector tanto para el desarrollo social como para la innovación y producción del país (Vertebral, 2016).  Existen evidencias que dan cuenta de la necesidad de personal con habilidades y conocimientos especializados en distintas etapas de un proceso de innovación (BID, 2010; OECD, 2011).

Sin embargo, es interesante observar que en Chile los trabajadores especializados están siendo contratados en un mayor porcentaje por las grandes empresas, y en consecuencia el capital humano con habilidades técnicas y de especialización está llegando poco a las empresas de menor tamaño. Muestra de esto es que el 64,1% de los trabajadores especializados es contratado por las grandes empresas (TABLA 3).

 

Tabla3. Tipo de trabajador por tamaño de empresa. Datos provienen de la Tercera Encuesta Longitudinal de empresas del Ministerio de Economía (Arellano & Shuster, 2015).

Tipo de Trabajador

Tamaño Empresa

Total

Grande

Mediana

Pequeña

Micro

Directores y ejecutivos

44.4%

19.8%

33.9%

1.9%

19.671

Oficinistas y personal administrativo

64.6%

16.3%

16.7%

2.4%

138.702

Trabajadores de comercio y ventas

61.3%

16.6%

16.7%

5.4%

162.950

Trabajadores de Servicios

38.9%

20.0%

32.5%

8,6%

228.809

Trabajadores Especializados

64.1%

16.5%

15.5%

3.9%

311.120

Trabajadores de tareas rutinarias

53.0%

19.8%

23.8%

3.4%

617.517

TOTAL

55.1%

18.5%

22.1%

4.4%

1.478.769

 

Existen evidencias que demuestras que una institución de educación superior mejora sustancialmente su cooperación con el sistema de innovación en el que se encuentra inmersa, al centrarse no solo en lo interdisciplinar (ciencia, arte y negocios), la excelencia en la investigación y la vinculación con el medio, sino que además fomentando la participación de los estudiantes en problemáticas reales de la industria (Bedford et al., 2018). Ejemplo de esto son los programas CTE (Career Technical Education) en estados Unidos, o los programas VET (Vocational Education and Training) en Europa. Estos programas proporcionan a los estudiantes los conocimientos, habilidades y entrenamiento necesarios para desempeñarse en los diferentes sectores productivos (con pertinencia local) de manera exitosa. Otra característica fundamental, es el corto periodo de formación, lo que permite rápidamente reaccionar a nuevas necesidades de la industria sobre nuevas habilidades que ésta requiera. 

Pertinencia en el territorio

Uno de las características que indica la nueva ley de educación es la pertinencia territorial que deben tener las instituciones de educación superior no universitarias. Chile es un país extenso dividido políticamente en 16 regiones, y dadas las particularidades geográficas de cada región, la matriz productiva presenta diferencias entre cada una de ellas.  Es por esto, que, a nivel regional, los sistemas de innovación son más específicos que los sistemas nacionales, sumado además a la existencia de una mayor homogeneidad sociocultural y una mayor cercanía entre los actores, favoreciendo incluso las relaciones más informales (Autio, 1998).

Es por esto que, además de la existencia de una política nacional de innovación, se ha hecho necesario establecer desde las estructuras gubernamentales distintas estrategias regionales de innovación (ERI), las cuales establecen los parámetros dentro de los cuales han de concentrarse los esfuerzos para incentivar el aumento de la competitividad de los distintos sectores productivos presentes en cada territorio. Dado este escenario, cada institución se vincula con su entorno de manera particular debiendo considerar estas políticas, pues delimitan las problemáticas a resolver del entorno en el cual está inserta, pudiendo enfocar así los esfuerzos que debe desarrollar. De esta manera, los gobiernos regionales se transforman en un aliado de las instituciones de educación superior no universitarias para su incorporación en los ecosistemas regionales de innovación.

Un modelo único de inserción de las instituciones al ecosistema de innovación se torna complejo. Hay que recordar que un modelo responde a una representación simplificada de la realidad observada, y es por ello que se omiten particularidades. La inserción real en los ecosistemas de innovación debe responder a las particularidades territoriales en las que se encuentre inmersa la institución.

Conclusiones

Con los datos anteriores, Institutos profesionales y Centros de formación técnica tienen la pertinencia y capacidades para participar de los ecosistemas de innovación en los siguientes aspectos

  • Actuar como observatorios para las PYMES. De esta manera solventan la brecha en capacidades dinámicas de este tipo de empresas, monitoreando las innovaciones y evaluar su impacto y relevancia para la industria, y también para los programas formativos que las instituciones de educación ofrecen. Esto permite dar también pertinencia territorial a los programas de formación.
  • Fomentar y apoyar la absorción tecnológica por parte de las Pymes, mediante iniciativas de difusión y transferencia de tecnologías.
  • Establecer vínculos con proveedores de tecnología para establecer las necesidades de capacitación de los sectores productivos.
  • Fomentar y desarrollar habilidades de innovación, especialmente en la resolución de problemas, creatividad, emprendimiento. Incluir estas habilidades en las mallas de estudio.
  • Colaborar con instituciones de investigación y desarrollo, de forma de participar en el proceso de innovación desde el conocimiento generado por el entorno científico, adaptando y transfiriendo a la industria.

 

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Rol de la educación superior técnico profesional en los ecosistemas de innovación: perspectiva desde la nueva ley de educación chilena

Publisher:

Ciencia y Técnica Administrativa - CyTA


Version of Record - VoR

Journal: Técnica Administrativa

Volume: 18, Number: 4, Order: 1; [ISSUE:80]

Date of publisher: 2019-10-15

URL: www.cyta.com.ar/ta/article.php?id=180401

License: Atribución 4.0 - Internacional (CC BY 4.0)

© Ciencia y Técnica Administrativa

Registro ISSN:1666-1680


Cita del artículo

Guevara Pezoa, Felipe; ; (2019). Rol de la educación superior técnico profesional en los ecosistemas de innovación: perspectiva desde la nueva ley de educación chilena. Técnica Administrativa. 18(4), 1. http://www.cyta.com.ar/ta/article.php?id=180401


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